Monstruosas, de VV. AA.

Monstruosas. Es imposible quedarse indiferente ante la premisa de esta antología. Crear un catálogo de monstruas de diferentes tradiciones y mitologías y exaltar su fealdad y su monstruosidad. Exaltar aquello por lo que han sido rechazadas, asqueadas y perseguidas. Es innegable que los villanos de las historias nos atraen más que los héroes buenos y luminosos. Nos atrae el que se salta las normas, el solitario, sus cicatrices, sus maldades… El hombre lobo, el vampiro… Siempre son más románticos que los buenos. Por qué no con las monstruas.
Partiendo de esta premisa, podría parecer que estamos ante una antología de horrores y terrores, pero no van del todo por ahí los tiros. Después de tener la oportunidad de leerla, la sensación que me deja dista mucho de la que se supone que deberían transmitirme sus protagonistas. La antología cumple su función y rompe los esquemas a los que estamos acostumbrados. Ya desde el relato que introduce la obra, dedicado por Cristina Jurado a la lamia (criatura de la mitología grecorromana predecesora de las vampiras modernas), queda claro el objetivo de las historias. Recorreremos varios temas asociados a cada narración, pero ante todo se hace evidente que las autoras se han preocupado por humanizar la monstrua que han escogido retratar. Cada autora escoge cómo hacerlo y qué contar, pero todas ellas parten de un gran respeto hacia su homenajeada, cumpliendo bien con su objetivo. Monstruosas. Es imposible quedarse indiferente ante la premisa de esta antología. Crear un catálogo de monstruas de diferentes tradiciones y mitologías y exaltar su fealdad y su monstruosidad. Exaltar aquello por lo que han sido rechazadas, asqueadas y perseguidas. Es innegable que los villanos de las historias nos atraen más que los héroes buenos y luminosos. Nos atrae el que se salta las normas, el solitario, sus cicatrices, sus maldades… El hombre lobo, el vampiro… Siempre son más románticos que los buenos. Por qué no con las monstruas.
Me gustaría destacar ante todo el relato sobre la nure-onna, criatura japonesa a cargo de Mariela Pappas. Partiendo de su monstruosidad y fealdad, es capaz de hacer que quien está leyendo comparta con la protagonista el pausado pero constante cambio de actitud, llegando a exaltar la belleza de la fealdad. Diría incluso que el hecho de ser un relato ambientado en la cultura y las tradiciones japonesas hacen hincapié en esa sensación. Desde mi particular punto de vista, fue este el relato que más me emocionó. Y diría incluso que es de los que mejor atinó con la premisa inicial de la antología. Monstruosas. Es imposible quedarse indiferente ante la premisa de esta antología. Crear un catálogo de monstruas de diferentes tradiciones y mitologías y exaltar su fealdad y su monstruosidad. Exaltar aquello por lo que han sido rechazadas, asqueadas y perseguidas. Es innegable que los villanos de las historias nos atraen más que los héroes buenos y luminosos. Nos atrae el que se salta las normas, el solitario, sus cicatrices, sus maldades… El hombre lobo, el vampiro… Siempre son más románticos que los buenos. Por qué no con las monstruas.


A lo largo de toda la obra, iremos moviéndonos por una amplia variedad de temas (maltrato, frustración, sororidad, misterio, terror…). Hay espacio para la investigación policial al estilo nórdico, para la leyenda urbana más clásica, viajes por culturas diversas y para el retorno a las historias más clásicas y el regreso a lo más moderno, pasando además por el punto retrofuturista con aires de Pardo Bazán con el que Amparo Montejano cierra la obra.

Sobre la edición, una vez más Tinta Púrpura ha decidido mimar la obra con esmero y dedicación. Tras sorprender con el formato de su homenaje a David Bowie y darle una vuelta de tuerca con la de Freddie Mercury, las monstruas no se iban a quedar atrás.
En esta ocasión, los códigos QR volverán a ser protagonistas en cada relato. En este caso, porque todos y cada uno de ellos redirigen a las versiones en audiorrelato. Todos los relatos han sido adaptados. Después de escuchar el de Espuma de color lavanda, adaptación del relato de Covadonga González-Pola Jaquete, creo que puedo decir sin equivocarme que Tinta Púrpura ha regalado una antología dentro de una antología, porque las adaptaciones en audio convierten el conjunto de relatos en una obra diferente.
Y por si eso fuera poco, cada relato cuenta con hojas para fotocopiar y recortar tanto de las monstruas como de varias piezas de ropa relacionados con ellas y sus relatos. Recortables. Un toque tan tradicional y artesanal como romántico. Eso sí, me declaro desde ya muy fan de los trajes de las erinias punk de Lola Robles. Muy fan.